Comentario
De la gran provincia de Chincha y cuánto fue estimada en los tiempos antiguos
Adelante de la fortaleza del Guarco, poco más de dos leguas, está un río algo grande, a quien llaman de Lunaguana, y el valle que hace, por donde pasa su corriente, es de la natura de los pasados. Seis leguas deste río de Lunaguana está el hermoso y grande valle de Chincha, tan nombrado en todo el Perú como temido antiguamente por los más de los naturales. Lo cual se cree que sería así, pues sabemos que cuando el marqués don Francisco Pizarro con sus trece compañeros descubrió la costa deste reino, por toda ella le decían que fuese a Chincha, que era la mayor y mejor de todo. Y así, como cosa tenida por tal, sin saber los secretos de la tierra, en la capitulación que hizo con su majestad, pidió por términos de su gobenación desde Tempulla o el río de Santiago hasta este valle de Chincha. Queriendo saber el origen destos indios de Chincha y de dónde vinieron a poblar en este valle, dicen que cantidad dellos salieron en los tiempos pasados debajo de la bandera de un capitán esforzado, dellos mismos, el cual era muy dado al servicio de sus religiones, y que, con buena maña que tuvo, pudo llegar con toda su gente a este valle de Chincha, adonde hallaron mucha gente, y todos de tan pequeños cuerpos que el mayor tenía poco más de dos codos; y que mostrándose esforzados, y estos naturales cobardes y tímidos, les tomaron y ganaron su señorío; y afirmaron más: que todos los naturales que quedaron se fueron consumiendo, y que los abuelos de los padres, que hoy son vivos, vieron en algunas sepulturas los huesos suyos y ser tan pequeños como se ha dicho. Y como estos indios así quedasen por señores del valle y fuese tan fresco y abundante, cuentan que hicieron sus pueblos concertados; y dicen más: que por una peña oyeron cierto oráculo, y que todos tuvieron al tal lugar por sagrado, al cual llaman Chincha y Camay. Y siempre le hicieron sacrificios, y el demonio hablaba con los más viejos, procurando de los tener tan engañados como tenía a los demás. En este tiempo los caciques principales deste valle, con otros muchos indios, se han vuelto cristianos, y hay en él fundado monesterio del glorioso santo Domingo. Volviendo al propósito, afirman que crecieron tanto en poder y en gente estos indios, que los más de los valles comarcanos procuraron de tener con ellos confederación y amistad, a gran ventaja y honor suyo; y que, viéndose tan poderosos, en tiempo que los primeros ingas entendían en la fundación del Cuzco acordaron de salir con sus armas a robar las provincias de las sierras, y así dicen que lo pusieron por obra, y que hicieron gran daño en los soras y lucanes, y que llegaron hasta la gran provincia de Collao. De donde, después de haber conseguido muchas victorias y habido grandes despojos, dieron la vuelta a su valle, donde estuvieron ellos y sus descendientes dándose a sus placeres y pasatiempos con muchedumbre de mujeres, usando y guardando los ritos y costumbres que los demás. Y tanta fue la gente que había en este valle, que muchos españoles dicen que cuando se ganó por el marqués y ellos este reino había más de veinte y cinco mil hombres, y agora creo yo que no hay cabales cinco mil: tantos han sido los combates y fatigas que han tenido. El señorío destos fue siempre seguro y próspero, hasta que el valeroso inga Yupangue extendió su señorío tanto que superó la mayor parte deste reino, y deseando tener mando sobre los señores de Chincha, envió un capitán suyo de su linaje, llamado Capainga Yupangue, el cual, con ejército de muchos orejones y otras gentes, llegó a Chincha, donde tuvo con los naturales algunos recuentros, y no pudiendo del todo sojuzgarlos, pasó adelante. En tiempo de Topainga Yupangue, padre de Guaynacapa, concluyeron en decir que hubieron al cabo de quedar por sus súbditos, y desde aquel tiempo tomaron leyes de los señores ingas, gobernándose los pueblos del valle por ellas, y se hicieron grandes y suntuosos aposentos para los reyes, y muchos depósitos donde ponían los mantenimientos y provisiones de la guerra; y puesto que los ingas no privaron del señorío a los caciques y principales, pusieron su delegado o mayordomo mayor en el valle, y mandaron que adorasen al sol, a quien ellos tenían por Dios; y así, se hizo en este valle templo del sol, En el cual se pusieron la cantidad de vírgines que se ponían en otros del reino, y con los ministros del templo para celebrar sus fiestas y hacer sus sacrificios; y no embargante que se hiciese este templo del sol tan principal, los naturales de Chincha no dejaron de adorar también en su antiguo templo de Chinchaycama. También tuvieron los reyes ingas en este gran valle sus mitimaes, y mandaron que en algunos meses del año residiesen los señores en la corte del Cuzco, y en las guerras que se hicieron en tiempo de Guaynacapa se halló en las más dellas el señor de Chincha, que hoy es vivo, hombre de gran razón y de buen entendimiento, para ser indio.
Este valle es uno de los mayores de todo el Perú, y es cosa hermosa de ver sus arboledas y acequias y cuántas frutas hay por todo él, y cuán sabrosos y olorosos pepinos, no de la naturaleza de los de España, aunque en el talle les parecen algo, porque los de acá son amarillos quitándoles la cáscara, y tan gustosos que cierto ha menester comer muchos un hombre para quedar satisfecho. Por las florestas hay de las aves y pájaros en otras partes referidos. De las ovejas desta tierra casi no hay ninguna, porque las guerras de los cristianos que unos con otros tuvieron acabaron las muchas que tenían. También se da en este valle mucho trigo, y se crían los sarmientos de viñas que han plantado, y se dan todas las más cosas que de España ponen.
Había en este valle grandísima cantidad de sepulturas, hechas por los altos y secadales del valle. Muchas dellas abrieron los españoles y sacaron gran suma de oro. Usaron estos indios de grandes bailes, y los señores andaban con gran pompa y aparato, y eran muy servidos por sus vasallos. Como los ingas los señorearon, tomaron dellos muchas costumbres y usaron su traje, imitándolos en otras cosas que ellos mandaban, como únicos señores que fueron. Haberse apocado la mucha gente deste gran valle halo causado las guerras largas que hubo en este Perú y sacar para llevarlos cargados muchas veces (según es público) gran cantidad dellos.